PUNTO DE VISTA

Que si algo te tengo que decir
es que te amo…

Si es mi pecado, el desearte
y al instante el tuyo, desearme,
estoy en el Eros condenado
al exilio de besos y de tactos,
pagando esta penitencia sin caricias
marginando de mis labios tu vientre y tu cintura.

Por mi testaruda tentación de desnudarte
con la vista,
con mis dedos,
con mis dientes…
y también desnudo desgarrar con sutileza,
las túnicas que envuelven tus temores;
por esa misma tentación de hincarme de rodillas
frente a la fogosa pureza de tu cáliz,
soy penitente febril y sin remedio
de hacer mi boca agua por tus besos.

Dulce exceso, dulce pasión y desenfreno:
besar tus pechos,
mimar tu pubis,
rozar tu vientre con mis labios…
embriagado entre humedades y entre aromas;
dulce efusión, si, la que me excita
en esta condena ardiente que acrisola,
si algo tengo que decirte es, vida mía,
qué te amo y deseo con locura
amanecer atado a tu cuerpo…
curva con curva.

Maldita melancolía, maldita tristeza...
ocupando los aposentos de mi alma,
encerrando ilusiones entre persianas grises
y sofocando el valor de amar.

Quizás, pero… de que manera.
Nunca lo sabré,
Nunca lo sabrás.
Puedo estar aquí y ahora,
o permanecer distante y en ningún tiempo.
Ser tuyo hoy, entero, sin recelo
o silenciarme sin razón alguna.
Tengo la manía de callar
si disfruto tu silencio,
pero acaso mañana
te comparta mis temores
(que no son pocos).

¿Qué si te amo?
¿No lo comprendes?
A quien le importa.
No sé amar…
de esa manera lógica,
predecible, imaginable.

Así no sé a amar
y eso lastima tu corazón
sensato y razonable.
¿Que si te amo?
Eso no importa.
No soportarás mi amor de hoy y nunca,
amor siempre presente y de ningún modo.

Sí, sí te amo, pero…
Eso no importa,
¿A quien le importa?

Aunque cuelgan silenciosos
en mi colcha de recuerdos,
provocan mis ganas de buscarte
y de volverte a amar en solitario.

Si... miedito a tenerte...
y luego...
la incertidumbre de volver a verte.