PUNTO DE VISTA

Hola, mi pequeña…
¿Saludas a tu amigo?
¿Alivias el cansancio de mi viaje,
con tu abracito de dulce miel,
y tu beso de transparente rocío?

Y sus manitos sobre mis hombros,
me devuelven la fe en la vida,
y mis sentidos son una sinfonía
orquestada de TE QUIERO!

A María Jimena y María Lucía, las hijas de mi mejor Amigo

– Juan Peñaloza… – gritaba el loco aquel mientras cruzaba el parque – ¡haga pastelillos que yo me los como!
– Juan Peñaloza… – continuaba gritando – haga unas tortillas que yo me las como!
– Juan Peñaloza… – terminaba de decir – haga panecillos que yo me los como!

Después de gritar a los cuatro vientos, durante unas cuatro veces estas mismas frases, de repente se queda extasiado mirando al cielo, para soltar una sonora carcajada y exclamar, como si hablara con el mismo Dios:

– ¡Jajajajajajaja...! ¡Pagándole… me los tiene que vender, aunque yo esté loco!

En verdad un día de locos – pensé yo –
En verdad no está tan loco – pensó mi cordura

   En algunos días no es fácil escribir.

Pensamientos fugaces que no logro acompasar;
no logro cogerles el paso por la velocidad con que bailan.
Mis dedos yertos sobre el teclado; mis ojos ausentes en el blanco, hipnotizados en el baile minúsculo de los puntitos brillantes en la pantalla.
Finalmente…

¿Escribir… para qué?
Para materializar y dejar volar un pensamiento, que tal vez toque una vida, encauce un alma, avive una ilusión.

   Tu roce suave,
me llega inocente;
delicada fricción
anhelada,
suspirada…
la respiración agitada,
sensorial, sensitiva,
sensual…
Busco insaciable,
aferrado a tus labios,
en un soplo de aliento,
la vida que me falta

El Beso
Oleo sobre cartón 60X80
Tolousse-Lautrec

   Y ahora…
dónde guardo este beso
que me devuelves y que no cabe en mí