PUNTO DE VISTA

Beber de tus besos, mamar de tu aliento,
catar tus deseos,
solo beber;
beber hasta el cansancio
y que mis labios duelan
de tanto hurgar con urgencia
el hilo dulce de tu manatial...

Extracto
fuerte y dulce de tus labios,
licor que gota a gota
embriaga el deseo
eriza la piel,
devanece los miedos
y apremia lo urgente...

Probablemente usted, Señora,
dejará el tiempo pasar
manteniendo siempre a raya
cualquier cortejo o galanteo
o una aventura para enamorar;
encontrando constantes mil razones
que justifiquen sus recelos
y su miedo a conjugar
en tiempo presente contínuo
la virtud del verbo amar

Acaso Señora mía
llegará usted al ocaso
lamentando el tiempo y la estación
en que sus ojos brillaron,
y su cuerpo se encendió
por ese apetito carnal
que no se atrevió a consumar
por el invariable y maldito...
temor al qué dirán!!

Tu...
tan etérea pero tan presente,
tan invisible pero tan capaz
de llenar mi vida de tantas emociones.

Tú...
lejana y ausente,
pero tan capaz de moverme el piso

Fotografía: Gabriele Rigon

Sueño contigo, ¿sabes?
pero no de cualquier manera:

... solo entre las solitarias sábanas
de mis noches frías

Aún, pegado a mi piel
puedo aspirar tu aroma:
mis labios duelen,
relamen tu dulce almíbar;
sobre mi vientre
aún duermen tus besos,
aún tu deseo eriza mis vellos
y provocan mi carne.
Mis manos arden de tanta caricia,
pero...
-lo harían de nuevo-
se remontarían sobre tu capullo
para detonar el punto exacto
donde escondes tu locura.